¿Qué modelo educativo necesitamos hoy en México?

Escrito por: Lic. Luis Castillo

Si algo nos queda claro después de los estragos de dos años de pandemia, es que requerimos con urgencia de un plan que permita hacer frente al vacío educativo que enfrentamos. Los alumnos de nivel básico, medio y medio superior, presentan un déficit en la adquisición de conocimientos, habilidades y actitudes preocupante que, según estudios del Banco Interamericano de Desarrollo, están reforzando y ampliando las desigualdades preexistentes en todas sus dimensiones: entre comunidades urbanas y rurales, escuelas públicas y privadas, entre estudiantes ricos y pobres, etc.  Además, la pérdida de habilidades y conocimientos que presentan hoy los niños y jóvenes impactará en sus posibilidades de desarrollo humano y profesional a mediano y largo plazo.

Ante esta situación se esperaría que las acciones del gobierno en turno estuvieran encaminadas a disminuir estas brechas, y solucionar parte de estos problemas ocasionados por la pandemia, sin embargo, cuando a principios del presente año la SEP dio a conocer el Marco Curricular y Plan de Estudios 2022, así como los cuatro ejes transversales en materia de política educativa; las limitaciones, vacíos de información, errores de planteamiento y el marcado sesgo ideológico de dicho plan de estudios, fueron más que evidentes.

Varios expertos en el tema ya han señalado estas “minucias” del nuevo marco curricular, que incluso en su aplicación ha tenido errores, tal como lo señaló un juez federal al detener la implementación del mal llamado “Plan piloto” del modelo educativo.

Si las autoridades responsables de atender este problema lo desconocen o por lo menos lo ignoran por enfrascarse en propuestas ideologizadas, la ciudadanía no debería hacerlo, ya que como padres y madres de familia, como cristianos y miembros de esta sociedad, están obligados a preocuparse por la educación que reciben las jóvenes generaciones y por tanto la necesidad de plantearse la pregunta sobre qué características debería tener un nuevo marco curricular y plan de estudios, así como los pasos que tendrían que seguir para poder llevarlo a cabo.

Los padres y madres de familia están llamados a exigir al gobierno que tome en serio esta problemática que los aqueja; no es poca cosa el hecho de que las jóvenes generaciones estén condenadas a trabajos que reducirán sus ingresos económicos y su desarrollo profesional debido a esta pérdida de habilidades y conocimientos. Los padres, madres y tutores hoy tienen la oportunidad de ayudar al gobierno a que cumpla con las funciones para las cuales fue elegido, es una labor solidaria y subsidiaria de la que nadie está exento. Además, va en contra de su dignidad y responsabilidad como padres y madres de familia, así como la de sus hijos, permitir que la institución que debería preocuparse por esta problemática, la omita y proponga una “reforma” que nada tiene que ver con la necesidad que planteamos y que es por todos conocida. Cuando decimos que va en contra de su dignidad, nos referimos a que el Estado no puede sobreponerse, limitar o substituir a los padres de familia en su deber y obligación de educar a sus hijos, así como de vigilar, revisar y expresarse respecto al tipo de educación que el Estado imparte. 

¿Cuánto tiempo más tendremos que esperar para que el gobierno atienda las necesidades educativas de las jóvenes generaciones? lo que no podemos perder de vista es que el tiempo no vuelve y cada día estas brechas de desigualdad se amplían y las posibilidades de reducirlas se pierden. Lo que está en juego no es un proyecto ideológico o un interés político, sino el futuro de millones de niños y jóvenes que en el futuro sólo podrán aspirar a ser mano de obra barata, porque no recibieron una educación de calidad en donde los formaran para ser protagonistas de la historia y transformadores de la realidad por temor de que fueran demasiado “aspiracionistas”.

En conclusión: urge un sistema educativo que en primer lugar reduzca el rezago educativo, recupere los conocimientos y habilidades no desarrolladas en estos dos años; que habilite a los educandos para hacer frente a los desafíos que les depara el futuro más que un adoctrinamiento educativo que no soluciona nada y sólo responde a la ideología imperante desde la cúpula del poder.

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6 comentarios

  1. En definitiva se han ampliado las brechas académicas y sociales durante esta pandemia, también se han reforzado las diferencias en las capacidades emocionales y sociales matizadas por el compromiso o indiferencia, la solidaridad y la agresión que se viven en casa.
    Por ello creo que no solo se debe exigir al gobierno asumir el compromiso para reforzar el desarrollo académico, emocional y ético de estas generaciones, sino que también se necesita que los padres retomen su compromiso de formadores primarios de los hijos.

  2. Creo que es importante promover a los padres como formadores primarios y no solo como provedores que se limitan a dar techo, vestido y sustento.
    Dejando de lado la formación en valores y manejo y responsabilidad de sus emociones y libertad para construirse cómo personas y ciudadanos en la construcción de una sociedad y la patria.

  3. En efecto nuestro sistema educativo cuenta con muchas deficiencias al igual que otros estratos gubernamentales, será importante que como sociedad busquemos las formas no sólo para exigir sino para actuar y ofrecer a la niñez y juventud nuevas formas de educar, siendo creadores de nuevos modelos de formación desde nuestros hogares, educar siempre desde la mirada del amor, ofreciendo ambientes que sean favorecedores del aprendizaje, brindando las herramientas y la confianza para que desarrollen aprendizajes significativos, todo ello siempre desde el ejemplo.
    Es importante dejar de pensar que papá gobierno hará todo, porque si lo dejamos en manos de otros eso nunca sucederá.

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