Retomamos el bello legado y la desafiante tarea

Muy queridas amigas y amigos de la UPM

El pasado 25 de enero, fiesta de la conversión de san Pablo, celebramos que, en un día semejante, pero de 1553, se iniciaron los cursos en la entonces Real y Pontificia Universidad de México. Con esta efeméride, inauguramos el año jubilar por el aniversario 40 de la reapertura de nuestra querida Casa del saber. En efecto, el 29 de junio de 1982, en la solemnidad de san Pedro y San Pablo, se erigió canónicamente la Facultad de Teología, y con ella comenzó el proyecto de constituir la renovada y actual Universidad Pontificia de México. Fue así que hace cuatro décadas, retomamos el bello legado y la desafiante tarea que nos heredaron los primeros misioneros, de evangelizar la cultura, mediante la formación y la educación de las personas.

La experiencia milenaria de la Iglesia nos ha enseñado que la teología sin la filosofía arriesga a convertirse en un narcótico que enajena al creyente, sustrayéndolo de su concreta circunstancia de vida y del compromiso social que el momento presente le demanda. De la misma manera que, sin el juicio imparcial de una razón, filosóficamente cultivada, tanto el Derecho eclesiástico, como el civil, no pueden más que degenerar en instrumento de poder al servicio de intereses particulares.

Por eso, ahora nos alegra y festejamos que hace 36 años, cuatro años después de la fundación canónica de la Facultad de Teología, en 1986, quedó erigida la Facultad de Filosofía. Con tal motivo, la comunidad de estudiantes, profesores, investigadores y directivos, celebraron este significativo aniversario, el 10 de febrero, con una mañana de reflexiones en torno a la así llamada “pedagogía de la liberación”, defendida con gran acierto por Paulo Freire. Tomando conciencia de la actualidad del pensamiento y la propuesta educativa de este relevante filósofo y pedagogo brasileño, la Facultad de Filosofía ha rendido homenaje a la genuina y natural tradición crítica y humanista que, a lo largo de cuarenta años y más, se ha esforzado por cultivar y promover, la Universidad Pontificia de México.

Por ello, vayan desde aquí nuestras sentidas y amplias felicitaciones para la bien apreciada Facultad de Filosofía, pero también para toda la gran familia de nuestra Universidad Pontificia de México porque la Facultad de Filosofía es también nuestra Facultad, invernadero de esa actitud crítica del que toda razón y ciencia no deben privarse, si por amor a la verdad, pretenden conseguir el auténtico progreso integral de la sociedad mexicana, latinoamericana y de toda nuestra casa común.

Pbro. Dr. Alberto Anguiano García
Rector

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